Recientemente el IHNCA organizó una excursión a la finca El Tule como parte del curso “Arte Rupestre de México Oriental y de América Central: enfoques, documentaciones e interpretaciones” impartido por el profesor Martin Kuenne de la Universidad Libre de Berlín. A la actividad asistieron profesionales de diversas disciplinas de Nicaragua y México: docentes, arqueólogos, editores, directores de museos, estudiosos de cultura latinoamericana y otros interesados en el tema de la preservación del patrimonio cultural nicaragüense, ese es mi caso.
El objetivo de la gira consistía en comprender cómo es que se realiza el proceso de documentación de una muestra de arte rupestre así es que el Dr. Kuenne junto al arqueólogo nicaragüense Rigoberto Navarro se ocuparon de explicar cómo acercarse a las rocas sin causarles daños, las técnicas para recopilar la información, cómo llenar las correspondientes fichas, las destrezas que se debe desarrollar para poder calificar una información como científicamente confiable o no confiable, y la técnica apropiada para levantar un croquis del icono u objeto de estudio, investigación o interpretación.
Don José Solís el propietario de la Finca se mostró muy complacido por la visita e hizo gala de sus dotes de guía turístico y no paró en ningún momento de dar información valiosa relacionada con nuestro asunto de interés. Solís habló muy apasionadamente de la presencia de arte rupestre en su finca y cómo sus investigaciones lo han llevado a estudiar el origen de “El Tule” en Centroamérica, México y en Europa.
La excursión contó con al menos tres momentos, uno el del reconocimiento del sitio, recorrido por las zonas donde se encuentran los petrograbados, el llenado de las fichas y la realización de un dibujo a escala. Algo muy interesante del proceso de dibujo del petrograbado es que no se podían hacer a mano alzada sino que había que medirlos milímetro a milímetro partiendo de una grieta natural o de una marca importante de la roca para poder reproducir con bastante fidelidad el dibujo. Dos de las técnicas utilizadas fueron el dibujo a escala sobre papel milimetrado y un dibujo con marco de dibujar. Cada roca debía ser medida rigurosamente y cada dato topográfico debía ser anotado fielmente.
Después de un día entero de trabajo bajo el sol y bajo una inmensa nube de chayules (insectos de la familia Chironomidae) regresamos a nuestras casas, convencidos de que el oficio del arqueólogo no es nada fácil pero que es un trabajo inmensamente necesario y provechoso porque puede fortalecer el desarrollo de la nación por medio de los estudios científicos aplicados a nuestros bienes culturales. Finalmente el doctor Kuenne nos dejó una tarea: “¿Se puede hacer interpretaciones del arte rupestre a partir de las metodologías de análisis del arte moderno?” A ver cómo salen las respuestas.
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