Todos los días busco un nuevo amante para después salir a la calle y contárselo a todos los que encuentro.
Mostrar la carne apetitosa si se puede,
descubrir la carne blanca y el cabello rubio
orgullos de la burguesía
de niña alfabetizada para ser liberada.
He dejado de usar sostenes pero los guardo porque no es fácil quemar buenas marcas en las que algún incauto puede caer hipnotizado.
¡Oh Victoria secreta! ¡Oh Vogue! ¡Oh Carolina, oh Lovable!
Orgullosa de mí misma, de ser mujer.
Ser mujer o ser una mujer.
Porque pies caminaron descalzos
y cabellos se vistieron de piojos en las escuelas públicas
y ahora cabezas ajenas vienen a lavar las caras
con sus aguas perfumadas.
—¡Deja de hacer remedos, mamá!—
Hay demasiados ratones muertos en la cocina,
los frijoles se agriaron
y el fuego de leña no arde
porque anoche cagaron demasiado
las gallinas que duermen en el comedor.
Las niñas malas nunca mueren
—Tampoco escriben buenos poemas—
Las niñas de escuelitas pobres
no aprenden a gobernar la nación
porque no es lo que se les enseña,
las otras niñas escriben: «Yo la Nación»,
si es todo lo que han aprendido.
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