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Ms. Zua-Zua

Julio 28 del 2001

Ms. Malvina vino

con sus anteojos de marco negro grueso,

monita de pelo corto

y camisas de mangas

largas:

«Escriban sobre sus raíces indígenas»

Pasé largos meses buscando

en baúles y valijas olvidados,

les desgarré los fondos

y no hubo Tokonoma ni Aleph

que me devolviera un pelo de raíz,

al menos una pequeña pista.

Fue cuando busqué una basura en mi ojo derecho

valiéndome de un espejo… y allí

vi a una mujer ídolo azteca

«¿Pero vos sos esa figura!»

Entonces mis compañeras de clase

mitad irlandesas, mitad suizas, mitad alemanas,

encontraron sus raíces indígenas

en la forma y técnica del nacatamal.

Otras más atrevidas en visitas a la Costa Caribe.

«¡Oh, Ms. Malvina Zua-Zua!»

Cómo explicarle

que lo que dicta el espejo

no me constituye como usted supone.

El cincel que delineó mis rasgos

hace mucho tiempo que lee

en manual occidental.

No me debato señorita entre dos razas.

Solo tengo una herencia genética

y una cultura colonial.

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