Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de 2011

El microchip*

I see the girls walk by dressed in their summer clothes I have to turn my head until my darkness goes Rolling Stone En el aeropuerto de aquí las cosas no estaban bien. Hicimos demasiadas filas y los guardas de seguridad nos registraban más detenidamente a medida que nos acercábamos a nuestro destino final. En el aeropuerto internacional de Miami nos recibieron unos policías con acento árabe y me despojaron de mis pinzas para depilar y de una para cortarme los callos «Cosas de seguridad» . Una mujer rubia me apuntó con un aparato extraño, como no estaba acostumbrada a viajar aquello me pareció “normal”. Unos oficiales de gafas oscuras hablaron quedito como si discutieran un secreto importante, pero se reían maliciosamente. Pensé que tal vez si yo fuera rubia y terrorista me tratarían bien, pero como soy una extranjera con la piel café me trataron como delincuente. Bueno, lo que sea con tal de llegar a tiempo a clases. Cuatro meses después ocurrió algo extraño. Comencé a

Un carro de marca

La primera vez que vi a una persona vieja, pero vieja de verdad fue cuando me llevaron a despedirme de mi bisabuela Eleonora. Tendría ella unos 110 años, y yo unos seis. La bisabuela se moría y quería verme a mí, su única bisnieta. Cuando entré vi a la abuela como lo que era, un cadáver viviente, su piel colgaba sin ninguna gracia sobre unos huesos que casi se podían distinguir entre los cueritos traslúcidos de su piel. La cuenca de los ojos eran dos aureolas oscuras con un botón negro del que irradiaba una luz casi apagada. Sus venas azules me impresionaron mucho porque parecían telarañas de desgracia, la piel de las manos lucía cubierta de manchas como de hongos en un árbol viejo. Después me pusieron el mejor vestido, y fui la encargada de cerrarle los ojos y ponerle la cruz de madera en el pecho. La abuela había dado todas las indicaciones que tenían que ver con sus honras fúnebres, y yo estaba entre sus planes. Maquillada, con un peinado español muy elegante que cerr

ESTO NO ES POESÍA/DOS MUJERES, HABLAN

Todos los días busco un nuevo amante para después salir a la calle y contárselo a todos los que encuentro. Mostrar la carne apetitosa si se puede, descubrir la carne blanca y el cabello rubio orgullos de la burguesía de niña alfabetizada para ser liberada. He dejado de usar sostenes pero los guardo porque no es fácil quemar buenas marcas en las que algún incauto puede caer hipnotizado. ¡Oh Victoria secreta! ¡Oh Vogue! ¡Oh Carolina, oh Lovable! Orgullosa de mí misma, de ser mujer. Ser mujer o ser una mujer. Porque pies caminaron descalzos y cabellos se vistieron de piojos en las escuelas públicas y ahora cabezas ajenas vienen a lavar las caras con sus aguas perfumadas. —¡Deja de hacer remedos, mamá!— Hay demasiados ratones muertos en la cocina, los frijoles se agriaron y el fuego de leña no arde porque anoche cagaron demasiado las gallinas que duermen en el comedor. Las niñas malas nunca mueren —Tampoco escriben buenos poemas—

Ms. Zua-Zua

Julio 28 del 2001 Ms. Malvina vino con sus anteojos de marco negro grueso, monita de pelo corto y camisas de mangas largas: «Escriban sobre sus raíces indígenas» Pasé largos meses buscando en baúles y valijas olvidados, les desgarré los fondos y no hubo T okonoma ni Aleph que me devolviera un pelo de raíz, al menos una pequeña pista. Fue cuando busqué una basura en mi ojo derecho valiéndome de un espejo… y allí vi a una mujer ídolo azteca «¿Pero vos sos esa figura!» Entonces mis compañeras de clase mitad irlandesas, mitad suizas, mitad alemanas, encontraron sus raíces indígenas en la forma y técnica del nacatamal. Otras más atrevidas en visitas a la Costa Caribe. «¡Oh, Ms. Malvina Zua-Zua!» Cómo explicarle que lo que dicta el espejo no me constituye como usted supone. El cincel que delineó mis rasgos hace mucho tiempo que lee en manual occidental. No me debato señorita entre dos razas. Solo tengo una herencia genética

Léase como carta de amor a mi amado que lee distraído

Léase como carta de amor a mi amado que lee distraído No le hagas caso a la marca O positivo, mejor siente el calor. Hace mucho, tengo una lata de conservas, sin abrir, en el pecho que ha vivido engañada funcionando como si fuera motor ahora oxidado, pero el verde natural de los frijoles que crecen en el refrigerador no es suficiente. Estar sujeta a este espacio por un hilo de sangre coagulada es un chiste que conduce a la tragedia. Mejor hubieran cajas vacías que nunca jamás corrieran el riesgo de incendiarse si fuego fuera el amor y caja una vida.

Crónica de una autora autoinventada[*]

Por María del Carmen Pérez Cuadra http://animalinedito.blogspot.com Recuerdo que para la época de la revolución, entre 1981 -1990 yo tenía claro que debía estudiar alguna carrera en la universidad, el problema es que no tenía la más remota idea de cuál podría ser. Mi mamá quería que estudiara medicina y mi papá ingeniería o algo de administración de empresas. Pero yo, al descubrir un artículo del Suplemento Cultural Ventana, en el que entrevistaban a Franz Galich, y que me informaba de la existencia de la carrera de Arte y Letras en la Facultad de Humanidades de la UCA, tomé la decisión de que Arte y Letras sería mi primer opción y luego cualquier otra. Una semana más tarde salí por primera vez, sola y en bus, fuera de Jinotepe, ya que era en Granada donde me correspondía hacer unas filas infinitas para los trámites de ingreso. Al final los resultados fueron buenos, clasifiqué en mi primera opción por dos razones: mi promedio y el hecho de que a nadie le interesaba la carr